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Controles prenatales: como, cuantos y donde

Los controles sirven para orientar las decisiones clínicas y para informar a la mujer y a su familia sobre como prevenir los posibles riesgos.

 

control prenatal

 

El control del embarazo es la posibilidad de acercar el equipo de salud a la mujer, de fomentar las prácticas saludables, de identificar las situaciones de riesgo y de preparar a la madre, al padre o persona que la madre elija para acompañarla durante el parto. Para lograrlo, deben concretarse un conjunto de actividades que se desarrollan en las entrevistas de la embarazada con el equipo de salud para controlar la evolución de la gestación.

El control de embarazo puede realizarlo un médico de cabecera o de familia con entrenamiento, o combinado con el control por obstétricas cuando el embarazo sea de bajo riesgo.

Según los antecedentes y la evolución del embarazo, hay mujeres que pueden recibir un modelo de atención básico (1), y hay otro grupo que necesitará cuidados especiales determinados por sus condiciones particulares de salud y/o factores de riesgo.

En el primer grupo se recomienda realizar al menos 5 controles, el primero en forma temprana a partir de la semana 12 de la fecha de última menstruación. En esta primera visita puede realizarse una ecografía para determinar con mayor precisión el número de semanas de gestación, en particular si no recuerdan su fecha de última menstruación.

Además, en la primera visita se evalúa si existen situaciones que puedan predisponer a un embarazo con alguna complicación, y se realizan los análisis de sangre para determinar si la mujer presenta anemia o infecciones preexistentes (particularmente aquellas que puedan transmitirse al bebé, como la sífilis, el VIH, la enfermedad de Chagas, etc.).

La primera visita es también una excelente oportunidad para dar pautas de cuidado generales, incluyendo la alimentación, la actividad física, las medidas de prevención de las enfermedades de trasmisión sexual durante el embarazo, las recomendaciones –cuando sea necesario– de dejar de fumar y evitar la ingesta de alcohol, drogas o medicamentos no autorizados por un médico. Es recomendable enseñar a la mujer embarazada a realizar una adecuada higiene bucal, ya que cada vez con mayor frecuencia se observan infecciones dentales y gingivitis. En sitios donde no hay agua potable ni red cloacal, es necesario hacer especial hincapié en la importancia del lavado de manos y el tratamiento del agua antes de la ingesta. Las mujeres embarazadas, especialmente durante el primer trimestre, deben evitar la exposición a algunas sustancias como los pesticidas –inclusive los hogareños–, los hidrocarburos (la quema de leña dentro del hogar) y los solventes orgánicos.

También deben abordarse temas que implican cierta complejidad socio-ambiental, como detectar si la mujer puede ser víctima de violencia doméstica o laboral, para ofrecer consejería y acompañamiento en caso de manifestarlo.

Por último, en esta primera visita debe brindarse información sobre la planificación de la atención según la evolución del embarazo. Habitualmente esta consulta requiere más tiempo que las subsiguientes.

Las mujeres que presenten afecciones de la salud o factores de riesgo predisponentes (obesidad, insuficiencia cardíaca, asma, diabetes o enfermedades reumatológicas) constituyen el segundo grupo, y requerirán mayor cantidad y especificidad de controles durante el embarazo. Por eso, deben recibir atención especializada que, por lo general, está disponible en centros de mayor complejidad.

Las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad como adolescentes, pueblos originarios, poblaciones en situación de vivienda vulnerable, sin acceso al agua potable y/o red cloacal, deben contar con una estrategia de atención diferente que atienda sus necesidades particulares.

En las consultas posteriores debe revaluarse el riesgo perinatal basándose en criterios clínicos y exámenes complementarios. Deben evaluarse la presión arterial, el peso, la presencia de proteínas en la orina, y realizar un cultivo de la orina para descartar que existan infecciones urinarias silentes y, en algunas ocasiones, se requerirán estudios adicionales. La ecografía del embarazo es relevante en la semana 12 del embarazo y en el tercer trimestre para evaluar el crecimiento del bebé dentro del útero.

Con la atención prenatal se busca:

  • Detectar la presencia de enfermedades maternas manifiestas y subclínicas.
  • Detectar la prevención, diagnóstico temprano y tratamiento de las complicaciones del embarazo.
  • Vigilar el crecimiento y la vitalidad fetal.
  • Disminuir las molestias y síntomas menores asociados al embarazo.
  • Preparar psicofísicamente a la madre para el nacimiento.
  • Brindar contenidos educativos para la salud de la familia y el recién nacido.
  • Brindar información a las mujeres embarazadas sobre los signos y síntomas de alarma durante el embarazo y la conducta a seguir ante ellos.

Es cierto que en muchas ocasiones, a pesar de la realización de los controles adecuados, se produce un parto espontáneo antes de la fecha programada, o hay indicios de que el parto puede adelantarse o de que debe inducirse, especialmente cuando el niño tiene retraso de crecimiento intrauterino.

En estas situaciones, se debe planificar donde nacerá ese niño o niña: es el momento de garantizar el derecho 2, a nacer en un lugar adecuado. La transición del traslado, de requerirse, también deberá ser adecuada, cuidando que el bebé no desarrolle hipotermia.

Fuente: Unicef Argentina y Ministerio de Salud de la Nación

 

Bibliografía:

(1) Dowswell, T.; Carroli, G.; Duley, L.; Gates, S.; Gülmezoglu, A.M.; Khan-Neelofur, D.; Piaggio, G.G. “Alternative versus standard packages of antenatal care for low-risk pregnancy”. Cochrane Database Syst Rev. 2010.

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