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La OMS propone las mejores prácticas para la denominación de nuevas enfermedades infecciosas humanas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió el 8 de mayo a los científicos, autoridades nacionales y los medios de comunicación que sigan las mejores prácticas para nombrar a nuevas enfermedades infecciosas humanas para minimizar los efectos negativos innecesarios en las naciones, las economías y las personas.

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“En los últimos años han emergido nuevas enfermedades infecciosas humanas. El uso de nombres como ‘gripe porcina’ y ‘síndrome respiratorio de Medio Oriente’ ha tenido impactos negativos no previstos al estigmatizar a determinadas comunidades o sectores económicos”, dijo el Dr. Keiji Fukuda, director general adjunto para la Seguridad de la Salud, de la OMS.

“Esto puede parecer una cuestión trivial para algunos, pero los nombres de enfermedades realmente no importan a las personas directamente afectadas. Hemos visto algunos nombres de enfermedades provocar una reacción en contra de los miembros de determinadas comunidades religiosas o étnicas, crear obstáculos injustificados en los viajes y el comercio, y desencadenar la matanza innecesaria de animales destinados al consumo. Esto puede tener graves consecuencias para la vida y el sustento de las personas”.

Las enfermedades reciben a menudo nombres comunes por parte de personas ajenas a la comunidad científica. Una vez que los nombres de las enfermedades se establecen como de uso común a través de la Internet y los medios sociales, son difíciles de cambiar, incluso si se está utilizando un nombre inapropiado. Por lo tanto, es importante que todo el que informa por primera vez sobre una enfermedad humana recién identificada utilice un nombre apropiado, científicamente fundado y socialmente aceptable.

Las mejores prácticas se aplican a las nuevas infecciones, síndromes y enfermedades que nunca han sido reconocidos o reportados antes en los seres humanos, que tienen un potencial impacto en la salud pública, y para la que no hay nombre de la enfermedad en el lenguaje coloquial. No se aplican a los nombres de enfermedades que ya están establecidas.

Las mejores prácticas indican que el nombre de la enfermedad debe consistir en términos descriptivos genéricos, con base en los síntomas que causa la enfermedad (por ejemplo, enfermedad respiratoria, síndrome neurológico, diarrea acuosa) y términos descriptivos más específicos cuando se dispone de mayor información acerca de cómo se manifiesta la enfermedad, a quién afecta, su severidad o estacionalidad (por ejemplo, progresiva, juvenil, grave, invernal). Si el patógeno que causa la enfermedad se conoce, debe formar parte del nombre de la enfermedad (por ejemplo, coronavirus, virus de la influenza, salmonela).

Los términos que deben evitarse en los nombres de enfermedades incluyen ubicaciones geográficas (por ejemplo, síndrome respiratorio de Medio Oriente, gripe española, fiebre del Valle del Rift), nombres de personas (por ejemplo, enfermedad de CreutzfeldtJakob, enfermedad de Chagas), especies de animales o alimentos (por ejemplo, gripe porcina, gripe aviar, viruela del mono), referencias culturales, poblacionales, industriales u ocupacionales (por ejemplo, legionarios), y términos que incitan miedo excesivo (por ejemplo, desconocido, fatal, epidémico).

La OMS ha desarrollado las mejores prácticas para la denominación de nuevas enfermedades infecciosas humanas en estrecha colaboración con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y en consulta con los principales expertos de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).

Las nuevas mejores prácticas no reemplazan el sistema CIE existente, sino que proporcionan una solución provisional antes de la asignación de un nombre definitivo a las enfermedades del CIE. Ya que estas mejores prácticas sólo se aplican a los nombres de enfermedades para su uso común, no afectan el trabajo de los organismos competentes internacionales existentes responsables de la taxonomía y la nomenclatura científica de los microorganismos.

El nombre definitivo de cualquier nueva enfermedad humana es asignado por la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), que es administrado por la OMS. La CIE es utilizada por médicos, enfermeras, investigadores, gestores y programadores de información de salud, diseñadores de políticas, aseguradoras y organizaciones de pacientes de todo el mundo para clasificar las enfermedades y otros problemas de salud y registrarlos de forma estandarizada en los historiales médicos y certificados de defunción. Esto permite el almacenamiento y recuperación de información de diagnóstico con fines clínicos, epidemiológicos y de calidad. Estos registros también son utilizados por los Estados Miembros de la OMS para compilar las estadísticas nacionales de mortalidad y morbilidad. Por último, la CIE se utiliza para el reembolso y la asignación de recursos de toma de decisiones por parte de los países.

Fuente: Reporte Epidemiológico de Córdoba

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